Orlando realiza una espectacular parada al remate de Manuel |
Como viene siendo habitual la Ponfe comenzó con fuerza y dominando a su rival, y en el minuto 1 ya había generado su primera ocasión clara. Eso no es una novedad, viene siendo habitual que los 15 ó 20 primeros minutos de la Deportiva sean arrolladores. Eso a veces le ha permitido encarrilar algunas victorias (como en el partido ante el Burgos), y en bastantes ocasiones se ha adelantado en el marcador antes del minuto 25. Ayer fue un poco lo mismo, la Deportiva dominaba, tenía alguna que otra ocasión, pero le faltaba profundidad, los jugadores no se movían sin el balón ni ofrecían apoyos a sus compañeros, salvo honrosas excepciones. En este punto no soy sospechoso, ya que desde aquí he declarado mi admiración por Borja Sánchez, pero es cierto que desde hace unas jornadas no es el mismo que al principio. En muchas ocasiones hace la guerra por su cuenta y es demasiado individualista. Es un jugador con cierta clase y buen regate, pero desde que salió de la lesión le falta desborde. Ayer a todo el equipo le faltó. Si en vez de jugadores de Osasuna hubiera habido sillas el resultado hubiese sido el mismo: no las hubieran regateado. Ayer le faltó incisividad al equipo. Sí tenía el balón, pero cuando llegaba a la zona de peligro en muchas ocasiones no sabía que hacer con él, con lo que el pase atrás era inevitable y vuelta a empezar, sin finalizar las jugadas. No obstante el partido no corría peligro alguno, Osasuna fue un equipo bien plantado atrás, sin fisuras y prácticamente inexpugnable por la zona aérea gracias a la envergadura de sus hombres. En los córners se ponían en fila en el área chica Navarro, Cacicedo y Raoul y parecían tres torres de un castillo. No eran los únicos bigardos del equipo, pero destacaban más que el resto. Por contra los hombres de banda eran locos bajitos, a los que se supone velocidad endiablada y desborde, pero no pudimos saberlo. Y no pudimos porque Osasuna no jugó a eso. Jugó al más puro estilo inglés, balonazo a Manuel, su hombre alto y de referencia, que cuando podía, bajaba los aviones que pasaban por el espacio aéreo de El Toralín, y a veces los melonazos que le mandaban sus compañeros. Las jugadas de los rojillos no duraban más de tres pases. El portero al central, un central al otro y balonazo, que normalmente o era rechazado o caía mansamente en manos de Orlando. En el 34 llegó una jugada que pudo haber cambiado lo que fue después el partido. Una contra rapidísima de Mateo, que se fue de su central tras combinar con Mayor se plantó dentro del área un poco escorado, eso sí, y chutó a puerta. Elías hizo una gran parada con el pie y envió a córner. Lo que no vio Mateo (o no quiso) fue a Mayor, que había seguido la jugada y estaba solo en el punto de penalti con el portero batido. Un pase de la muerte en toda regla. Si hubiera sido gol ahora estaríamos seguramente hablando de otra cosa, pero no lo fue. Respondió Osasuna, que alguna ocasión tenía que tener 5 minutos después con un disparo cercano que Orlando rechazó y el segundo golpeo del jugador rojillo fue enviado a córner por un defensor blanquiazul. A la salida del córner la Ponfe montó la contra al más puro estilo Real Madrid (córner en contra, gol a favor) y no fue gol, pues porque no fue gol, que diría Poli Rincón, en la última ocasión reseñable de la primera parte.
En la segunda mitad el panorama cambió. No sé exactamente por qué fue, no sé si la Deportiva bajó un poco el pistón u Osasuna quiso un poco más, el caso es que había menos tensión por parte blanquiazul. Duró poco la sensación, apenas 10 minutos pero para mi y mis compañeros de grada era preludio de desastre. Y no nos equivocamos demasiado, aunque la Deportiva recuperó el control del balón, había una sensación extraña en el ambiente. No podría explicarlo, hay que vivirlo, seguramente os ha pasado alguna vez. El caso es que en el 59 un centro largo de Osasuna (que los centrales dejaron pasar sin hacer el más mínimo intento por cortarlo) aterrizó en la cabeza de Manuel que firmó un testarazo digno del mismísimo Santillana. Hubiera sido un golazo, pero Orlando respondió con un paradón impresionante, aunque no pudo atajar y la dejó muerta para que en el rechace el propio Manuel hiciera el gol rojillo. Todo esto pasó delante de mi asiento y según venía el balón y veía al delantero pensaba "Menudo golazo que va a marcar". Al final no fue golazo, pero el resultado era el mismo, 0-1. En esos momentos la grada, animosa, pero no contenta comenzó a mostrar su enfado con el juego del equipo, y Silvano desde el Palco, comenzaba a redactar la carta de despido de Claudio, y a echar cálculos sobre el finiquito. Firmado y sellado estaba. Pero el equipo se repuso. Con más corazón que cabeza. Con más huevos que juego, pero lo hizo. A pesar de que por fin Osasuna nos dejó ver algo más de lo que tenía, porque durante algunos minutos movió a la Deportiva tras el balón como si de un pollo sin cabeza se tratara. Con buenas combinaciones, sin perder el sitio y controlando el juego. Lo que no había hecho en todo el partido lo hizo en los 5 minutos que transcurrieron entre el primer gol del partido y el segundo. Con Osasuna toreando a la Deportiva, los primeros pitos surgieron. El equipo se dio cuenta y empezó la reacción. Cambió Claudio a Borja, metido en su propia guerra por Javi Navarro para dar más combinación al juego atacante y resultó. El empate llegó de la forma más insospechada. Un córner sacado al corazón del área que remata Carlos Ruiz y que Mayor logra introducir en la portería a la remanguillé. Corría el minuto 66 y todavía quedaba tiempo para conseguir los tres puntos. Jaleados por el público los jugadores volvieron a tomar las riendas del encuentro y volvieron a controlar el partido. Pero volvía a ser un dominio ficticio. Apenas se generaban ocasiones y las pocas que se hacían no eran dignas de ser consideradas peligrosas. Llegaban y llegaban, pero no incidían. Como ha pasado en varios partidos esta temporada. Como pasa siempre dirían algunos. En el 74 llegó otra jugada clave del partido. Osasuna se quedó con 10. Rápido, Barragán sacó a David Malo del campo y metió a Doménech, dejando sólo 3 hombres atrás. Los rojillos hacía tiempo que no inquietaban la meta local, con lo que el cambio no se vio como un intento desesperado ante un rival que te podía poner en aprietos sino como un cambio ofensivo lógico, pues Doménech aun sin ser lateral ha jugado varias veces en esa posición y si quería, podía volver a cerrar con 4, como pasó al final. Al poco del cambio la tuvo Isaías con un disparo seco desde fuera del área que se marchó cerca del palo derecho de la portería de Elías. El dominio local era constante pero las ocasiones no terminaban de llegar, Osasuna se había encerrado y estaba bien ordenado, cualquier intento de conquistar esa fortaleza resultaba baldío, tanto por tierra como por aire. Al final el gol llegó como sólo podía llegar, a balón parado. Una buena internada de Mayor fue frenada en falta en la frontal del área. Corría el 88 y el árbitro estaba a punto de mostrar la tablilla con el descuento. Era ahora o nunca. Doménech lanzó por debajo de la barrera, al lado del portero casi raso, con un botecito justo ante las narices de Elías. Y fue el delirio. El propio jugador lo celebró como un loco dando casi una vuelta a todo el estadio y yendo hacia el banquillo para abrazar a sus compañeros y a Claudio al que había salvado su lustrosa cabeza en el último momento. A partir de ahí todo fue bronca. Tarascadas, faltas bruscas, dos expulsados más por parte de los visitantes fruto de la impotencia. Un gran final, de las de película de superación personal que tanto les gustan a los yanquis (y a mi, que no me pierdo una), pero que enmascaraba una triste realidad. La Deportiva sufrió para ganar a un equipo que estuvo cerca de ganar sin hacer nada para merecerlo.
Lo que más me gustó:
- Cómo no, la victoria. El equipo ha vuelto a ganar. En estos momentos daba igual la manera, el equipo necesitaba de forma imperiosa los tres puntos si no quería verse más lejos cada día de su objetivo. Además la victoria, épica y al final le salva la ilustre (e inexistente) cabellera a Claudio, aunque creo que es más una postergación que un indulto. Témome que, como haya otra racha de malos resultados ni un gol en el último suspiro salvará el puesto del ex delantero.
- La afición. Creo que ya lo he mencionado alguna vez, pero en los últimos tiempos el campo se ve más lleno y la grada anima más, a pesar de los malos resultados. Ser críticos con el juego del equipo no hace a nadie peor o menos aficionado. Cada uno es libre de manifestarse como desee, y no debe ser etiquetado de nada por hacerlo. Todos los aficionados queremos lo mejor para la Deportiva aunque no todos compartamos opiniones. Lo mejor es estar unidos y hoy por hoy, en su gran mayoría la grada de los que vamos a El Toralín lo estamos. Nos podrá gustar más o menos lo que veamos sobre el terreno de juego, pero el equipo nunca está solo.
- Me gustó mucho la presión que ejerció el equipo sobre el rival en la primera parte. Estuvieron ordenados y fueron todos a una. Con el paso de los minutos se fue diluyendo y fruto de eso el equipo sufrió de más, aunque tampoco lo hiciera mucho. Sólo hace falta ahora que el equipo presione en el 90 como lo hace en el 1, aunque es difícil por el cansancio, pero el bajón físico no se debe notar tanto.
Lo que menos me gustó:
- La imprecisión en el juego en largo. En el fútbol de hoy no todo es toque y precisión y menos a estos niveles. Tú puedes tener a un buen equipo técnicamente y que toque bien el balón pero no siempre los rivales te van a dejar hacerlo a tu antojo. Por eso para sorprender o para buscar situaciones más comprometidas, ser más incisivo o cambiar simplemente el juego de una banda a otra debes tenr un buen juego en largo. Este equipo no lo tiene, no es preciso en ese aspecto y por ahí se le escapan muchas oportunidades de generar superioridad y sorprender a los rivales.
- El poco desborde que tuvo el equipo. Tenemos buenos jugadores en el uno contra uno. Borja Sánchez, Acorán y Mateo son especialistas del regate y el desborde, pero ayer no estuvieron finos y no eran capaces de superar a sus pares. Además Mateo estuvo un poco chupón, tuvo la ocasión de regalarle el gol a Mayor y finalizó él. Puede que no lo viera, pero un jugador como él tiene que saber si le acompañan en la jugada o no. Por cierto, vio la 5ª amarilla y no jugará el próximo partido. Además, por tirarse, manda huevos.
- El final del partido. Se emborronó mucho un partido que fue limpio. La impotencia de los jugadores de Osasuna les llevaron a hacer chiquilladas de las que se arrepentirían a los dos minutos, pero el árbitro también tiene que saber controlar eso y templar gaitas. Pero no sólo ellos son los culpables, los dos equipos se comportaron mal y punto, no hay ni buenos ni malos. No es de recibo que un partido no de guante blanco, pero sí muy limpio acabe con 17 amarillas y una roja directa, eso es culpa del árbitro, pero los jugadores tampoco le ayudaron.
El resto de resultados del Grupo fueron los siguientes:
Amorebieta 0-3 Eibar
Lemona 1-1 Alavés
Mirandés 2-2 Gimnástica de Torrelavega
Sestao River 2-0 Zamora
Athletic B 1-3 Guijuelo
Palencia 0-0 Gimnástica Segoviana
Logroñés 2-2 Arandina
Salamanca 2-1 Real Sociedad B
Burgos 1-1 Real Unión
Con estos resultados el Mirandés sigue líder con 32 puntos, ocho más que Real Unión y Eibar que son 2º y 3º respectivamente. Cierra los puestos de Play-Off el Athletic B con 23. La Ponferradina es ahora 5ª con 22 puntos empatada con Amorebieta, Osasuna Promesas, Sestao River y Gimnástica de Torrelavega. El Salamanca (ahora dirigido por Zegarra, mítico jugador albinegro de la década de los 90) con su victoria se aleja un poco más del descenso al que deja a 3 puntos. El descenso lo siguen ocupando Palencia, Lemona, Gimnástica Segoviana y Burgos, que cierra la tabla. El próximo partido de la Deportiva será el próximo sábado a las 15:30 en el campo 1 de Zubieta XXI, lógicamente contra la Real Sociedad B, que actualmente ocupa el pusto de promoción de descenso. En principio un partido fácil, pero..., nunca se sabe.
Pasadlo bien y disfrutad del juego.
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