Perdió la Ponferradina una oportunidad inmejorable para amarrar la salvación ante un Girona que se juega la vida y que se llevó los tres puntos de El Toralín con más facilidad de la que cabría esperar, por lo que la salvación definitiva nos la tendremos que ganar en la última jornada en Las Palmas.
Los jugadores del Girona celebran el primer gol de Ortuño. |
Último partido de la temporada en el feudo berciano y la grada lució como se esperaba. Con los precios de las entradas a 5 € (cuando las cosas se hacen bien, se dice y punto) el estadio lució un aspecto sensacional. Además unido al buen día hizo que a última hora se sumara más gente a la convocatoria para animar al equipo para lograr la salvación. Tanto que yo pasé a las 5 y algo de camino a otro sitio y en las taquillas había bastante gente haciendo cola bajo un sol que ya empieza a ser de justicia por estos lares. Y como no, cuando hay mucha gente, lío que te crió. Uno, que no es madrugador ni excesivamente puntual por naturaleza, (aunque siempre suelo llegar cuando los equipos se retiran del calentamiento, es decir, unos 15 minutos antes) llegó con el partido ya comenzado, debido a las colas que se formaron en los accesos. Apenas un minuto había pasado cuando accedí a mi localidad y lo que vi, me iba gustando. Una Deportiva con peso y con un par de ocasiones bastante buenas, un centro de Javi Lara que Acorán remató fuera y un disparo desde fuera del área del propio Javi Lara cuyo rechace recogió Acorán para volverlo a meter en el área que acabó en un córner. Los locales salieron con ganas de sentenciar pronto la salvación y brindarle a su gente la victoria en el último partido de temporada en casa. Pero apenas dos minutos después de la acción que os relato, comenzó el despropósito. Primero arbitral, y luego de juego. Y pongo primero al árbitro por una razón. No porque mi entrada vaya a versar sobre la injusticia de los arbitrajes que ha sufrido este año la Ponferradina, porque eso sería algo largo. Y estéril. Tampoco voy a cargar las tintas sobre el trencilla por la derrota de ayer, porque no la tuvo, al menos al 100%. Sino porque a partir del minuto 14 comenzó, lo que yo denomino, arbitraje sibilino. Es ese en el que no te das cuenta de que te están robando, hasta que es tarde. Y Piñeiro Crespo es de este tipo, un 'descuidero' del silbato. Y todo comenzó en ese preciso instante. Un balón cruzado desde la banda y que le pega en el culo a Bellvís (no me lo tiene que decir nadie, lo veo yo desde mi asiento) y el árbitro pita falta. El asistente más bien. Vaya usted a saber lo que pitó, asumo que mano, pero a mi no me parece que le dé en la mano. Y en caso de hacerlo, que no hay nada seguro en esta vida, está pegada al cuerpo y en posición natural. El caso es que la falta fue pitada, y otro dato importante, sacado donde a los jugadores del Girona les salió de sus santos cojones, hablando mal y pronto. Con la total permisividad arbitral, claro está. De la estrategia perfecta del Girona, el remate de Ortuño inapelable y la cagada de la defensa, el árbitro no tiene la culpa. 0-1 y aquí me las den todas. Al Girona, claro. Para colmo de males, Ramírez se lesionó y tuvo que entrar Carpio, que debe ser el único lateral en el mundo que tira los centros al muñeco. No he visto cosa igual, lo juro. Tampoco es que Ramírez sea Beckham metiendo centros, pero alguno llega a su destino. O por lo menos sobrepasa al primer defensor. Para entonces a la Deportiva ya le había entrado el miedo en el cuerpo con el gol y no era capaz de ir más allá de tres cuartos salvo en alguna jugada aislada. Y no por falta de desmarques de Yuri o Berrocal, que se pasaron el partido corriendo entre los defensas rojiblancos en busca de que les llegara un mísero balón, que nunca llegó, claro. Porque las veces que sus desmarques fueron apreciados por sus compañeros y estos decidieron que la mejor opción eran ellos, o los pases eran cortos, o iban muy fuerte, o los centros iban demasiado llovidos para llegar antes que un defensa. Un despropósito, vamos. En el más amplio espectro que pueda tener el palabro. Para añadir más enjundia al asunto Piñeiro Crespo siguió a lo suyo y en una acción en la que no había nada, pero nada es nada, un contacto entre dos jugadores que disputan un balón y que ni siquiera estaba en disputa, porque Bellvís (el chico tenía la negra ayer y le pitaban todas las "chorrifaltas") tenía ganada la posición, va el tipo y pita falta. Pero no en un lugar cualquiera. ¡¡¡EN LA PUTA FRONTAL DEL ÁREA!!!. Mis compadres y yo no nos lo terminábamos de creer. Entre caras de asombro y comentarios del tipo "¿¿¡¡Pero qué coño ha pitado!!??" y diversos insultos dedicados al trencilla, que obviaré porque esto lo pueden leer niños la falta se lanzó y golpeó en la barrera. Pero antes yo le dije a uno de mis compadres: "Si va a la barrera, pita penalti". Y no lo pitó, pero porque el balón iba por abajo, sino...ya veríamos. Mientras tanto la Deportiva seguía a verlas venir y con la defensa hecha un flan, tanto, que pudo que nos metieran el gol tonto de la jornada, o del año. Por milímetros no pasó tras una falta de entendimiento entre defensa y portero que acabó con un jugador del Girona "rematando", es un decir, el balón le da en la cabeza, fuera por centímetros. Y así, entre líos de unos y de otros, terminó la primera parte, con el preceptivo concierto de viento que le correspondía al trío arbitral.
Berrocal corre hacia el banquillo para dedicarle su gol al Míster. |
En la segunda mitad el equipo salió enchufado y tuvo dos ocasiones buenas en los primeros minutos. Más o menos como en la primera mitad, pero no se acababa de concretar ninguna. Y en esas, cuando el equipo estaba volcado una contra del Girona acabó con un delantero driblando a Santamaría y con Robusté estampado contra el poste por salvar un balón que finalmente no entró. Esa acción, creo, fue definitiva para el desenlace del partido, luego lo explicaré. En la siguiente jugada volvió a atacar la Deportiva y esta vez con cierto peligro, ya que un balón alto consiguió llegar hasta Berrocal en condiciones de ser jugado y el cordobés, lo intentó, pero no pudo rematar antes de que llegara Becerra a atraparlo. Bien es cierto que pudiera haber llegado si un defensa del Girona no hubiera ido colgado a su espalda como si fuera la mochila de un montañero, pero al parecer, en el Reglamento de Piñeiro Crespo, eso no es infracción. O al menos no para los equipos que visten de blanquiazul, o al menos no en el caso de la Ponferradina. Y así, mientras todos seguían a lo suyo, la Deportiva a no concretar y el árbitro....bueno, a lo suyo, el fervor inicial de la reanudación se dispersó como lo hacían las manifas estudiantiles sesenteras ante las cargas de 'los grises'. Aunque los de Claudio en ningún momento se rindieron, ese encerrar al rival ya se había perdido y entre pérdidas de tiempo, cambios eternos y hombres cuerpo a tierra (no lo critico, sólo describo). Aún así Berrocal tuvo las mejores ocasiones para los nuestros y en un centro de Carpio (uno de los dos que no pegó en el muñeco, el otro le llegó pasado a Marquitos, que no remata más arriba de 1,20) remató y Becerra salvó a los suyos de un gol seguro. No lo pudo evitar segundos después cuando tras una falta lateral, una prolongación y un mal control de Acorán, que se convirtió en asistencia, Berrocal empaló fuerte y batió a Becerra para acto seguido ir a abrazarse con Claudio y dedicarle el gol. Sin duda él, Claudio, es el que más fe ha tenido en el cordobés desde su llegada y este se lo ha pagado con goles importantes. Al menos este lo hubiera sido. Tanto es así, que nos daba la permanencia y mandaba al Girona a Segunda B. Poco después Robusté se retiró lesionado, sin duda una secuela de su golpe con el palo y entró Samuel en su lugar, y creo que por ahí vino el segundo gol del Girona, que entraba por la banda de Carpio como un cuchillo caliente en la mantequilla. No me quiero cebar, pero es que aquello era una autopista, aunque hoy en realidad de la defensa, más bien del entramado defensivo, se salvan pocos, quizá sólo los centrales titulares, uno cayó porque se llevó un mamporro por evitar un gol (aunque un fallo suyo propició el primero, uno por otro) y el otro acabó a lo Alexanco. Decía lo de Samuel, porque él era el encargado de cubrir a Ortuño en el segundo gol, aunque hubiera estado bien que no hubieran dejado centrar cómodamente al que lo hizo, pero eso es otra historia. No digo que Samuel cubriera mal al delantero rojiblanco, pero se deja comer el pan. También Ortuño es más corpulento y es imposible que la batalla física la gane el cántabro, pero creo que Robusté, un hombre más grande y más contundente por arriba, hubiera subsanado mejor esa situación, aunque bien es cierto que es él el que deja de seguir al jugador en el primer gol, pero bueno, eso ya es fútbol-ficción. El caso es que el Girona, antes del gol, hizo un disparo al aire. Si la defensa no estaba atenta, es su problema. De hecho yo pensé y lo comenté, con 0-1, que si la Deportiva marcaba, se ganaría el partido, por la necesidad de ganar del Girona, pero no, fue justo al contrario. Quien se volvió loco en busca de otro gol fue el que no lo necesitaba. Y así pasan estas cosas. Que de estar matemáticamente salvado pasas a jugártelo todo fuera de casa. No critico la ambición, que está bien, lo que critico es que hay que tener más oficio y saber manejar esas situaciones en los partidos. Lo intentaron los de Claudio hasta el final. Acorán tuvo una buena ocasión con un fuerte disparo que despejó Becerra, también le hicieron un penalti como un castillo, pero Piñeiro Crespo, incomprensiblemente, pitó falta de Acorán. Por si no vistéis el partido, era un defensa encima de Acorán. Literalmente lo montó, en el amplio significado de montar, de hecho, yo si fuera la mujer de Acorán, estaría celosa, ni una cita le pidió y ¡tras!. Yo si fuera él, me compraba un test de embarazo, sólo por si acaso. No entiendo cómo eso puede ser falta del canario. Es que no me entra en la cabeza. Pero vamos, que viendo la línea general de la actuación arbitral, no esperaba menos. Yuri en el descuento tuvo la última en un remate que yo llegué a ver dentro pero que Becerra salvó in extremis para mantener la victoria de los suyos. Ahora todo son cuentas y más cuentas, pero lo único que cuenta es que con puntuar, estamos salvados. Perdiendo también, pero ya no dependeríamos de nosotros, así que lo mejor va a ser sacar algo de las islas.
Lo que más me gustó:
- El equipo lo intentó en la segunda parte y lo intentó hasta el final. No se puede pedir más.
- La iniciativa del Club de entradas baratas surtió el efecto deseado y las gradas presentaban un aspecto magnífico. Que no sea la última vez y sólo por estar en peligro.
- El jugador del partido: Ortuño. Me daba en la nariz ya desde antes del partido que el chaval nos podía montar el taco y lo hizo. Joven, rápido, corpulento y con mucho gol es un delantero, que si al final acaban descendiendo los gerundenses habría que tenerlo muy en cuenta por parte de la Secretaría Técnica. Ayer puede que le diera media salvación a su equipo con dos goles.
Lo que menos me gustó:
- Las pérdidas de balón tontas. No hay cosa que me ponga de más mala leche que que fallemos pases de 3 metros que es imposible que no lleguen al destino. Pues nada hoy venga a perder balones de esos y a hacer pases sin sentido, pocas ayudas a los jugadores que tenían el balón y demasiada conducción por parte de algunos jugadores que acababan perdiendo el balón. Desesperante.
- La cantidad de desmarques desaprovechados de los delanteros y el mal sentido y ocupación de espacios. Bien es cierto que hablar desde la grada es muy fácil y hay que estar en el campo, pero coño, cualquier jugador de regional sabe, que si un compañero deja un espacio libre, ese espacio hay que ocuparlo. Eso es fútbol 'guan-ou-guan'. Al igual que sabe, que si un compañero tiene el balón, hay que ofrecerle soluciones para que no la pierda en la presión. Y fútbol 'guan-ou-tú' es que si un delantero tira un desmarque, hay que hacer lo posible porque le llegue un pase para romper una línea. Pues eso, que nos faltaron ciertos fundamentos sin los que es más difícil ganar. No digo imposible, pero sí mucho más complicado.
- El arbitraje. Lo he dejado para el final, porque no es ni mucho menos lo más importante, pero os voy a poner una foto que os va a dar cuenta del nivel.
Ahora como siempre el resumen, las crónicas etc..
Muchas son las cuentas que se pueden hacer para la última jornada liguera, que enfrentará en el Estadio de Gran Canaria a la Deportiva contra la Unión Deportiva Las Palmas. Los canarios se juegan su presencia en Play-Off, algo que no tienen asegurado y necesitan la victoria. A la Deportiva le vale el empate, pero en caso de perder, tendrían que suceder todas estas cosas para descender: Que puntúe el Mirandés más que ganen Mallorca, Castilla y Girona. Más o menos va así la cosa, aunque puede haber múltiples empates que nos jodan vivos, pero bueno, yo creo que tenemos el 98% de posibilidades de salvarnos y lo haremos. Estoy confiante. Y lo estoy también en gran parte por la irregularidad del rival. Puede que haga un partidazo, o que pegue un petardazo que se oiga hasta Groenlandia, todo es posible, por lo que confío. Eso sí, del de negro, no espero nada, ni aunque fuera González González. El partido será el próximo sábado 7 de Junio a las 18:30 horas (horario unificado), que para nuestros chicos serán las 17:30. La semana que vienedesvelaremos la verdad, mientras toca contar las horas. Por cierto el partido lo retransmitirá LaLiga.tv y puede que la TV Canaria, eso no lo tengo confirmado, aunque imagino que sí, porque el Tenerife nada se juega. Un saludo.
Pasadlo bien y disfrutad del juego.
Pasadlo bien y disfrutad del juego.
1 comentario:
Vaya una última jornada dramática que se va a vivir tanto por arriba como por abajo.
Un saludo
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