La alegría del modesto.

Ayer en Deportes Cuatro entrevistaron a un señor, José, se llamaba, no recuerdo su apellido, que llevaba siendo socio del Levante 50 años y al que la actual situación de su equipo, líder de la Liga BBVA por delante de los Todopoderosos Madrid y Barça, llenaba de orgullo. El testimonio de ese hombre, hizo que a un servidor, que no es demasiado sensiblero, se le humedecieran los ojos. "El fútbol me da vida" decía Don José. He de decir que los aficionados del Levante, hoy, me dan una envidia tremenda, porque los seguidores de equipos modestos, sabemos que el Club de nuestros amores jamás podrá competir por grandes gestas. Más bien, las grandes gestas de nuestros equipos, pasarán desapercibidas a los ojos de aficionados de grandes clubes acostumbrados a ganar títulos a paladas. Son el Numancia, el Alavés, el Depor, el Celta, el Getafe, el Villarreal, o ahora el Levante los clubes que hacen de esto del fútbol algo más que un deporte. Son por esos equipos por los que nos emocionamos. Todos íbamos con el Numancia de Lotina, o con el Glorioso en la Final de la Uefa frente al Liverpool, con el Depor en Champions frente al Milán y su inolvidable remontada, con el Celta ante la Juve a la que le metió 4 goles como 4 soles. Todos nos tiramos de los pelos cuando Luca Toni dejó al Geta fuera de Europa y todos deseábamos que Riquelme metiera el penalti frente al Arsenal. Todos queremos, aunque sabemos que no va a ser así, que el Levante comande la tabla hasta bien entrada la temporada. Son momentos inolvidables que quedan en la memoria colectiva de los que amamos este deporte, más que los títulos de Madrid, Barça, ManU o Bayern de Múnich. Por eso, hoy por hoy, todos somos un poquito del Levante, y aquellos que (espero equivocarme) nunca veremos a nuestro equipo luchar por tan altas cotas, aunque sean efímeras, sentimos (al menos yo en particular) mucha alegría. Porque es fácil ser feliz teniendo mucho, pero cuando se tiene poco es más complicado, aunque la felicidad es mayor. Ojalá algún día, yo pudiera ser Don José, y aún en las postrimerías de mi vida poder decir como él: "Aunque me dieras un millón de Euros no me haría más feliz"

Pasadlo bien y disfrutad del juego.