martes, 3 de septiembre de 2013

El adiós del Mago de Öz

Ayer se cerró el mercado de fichajes y si hubo alguna sorpresa en ese último día sin duda fue la salda de Mesut Özil del Real Madrid. Ha provocado (y provocará) su venta ríos de tinta, de la de verdad y de la digital, pero, y a pesar de que no quería que el jugador se fuera del equipo merengue, creo que es una buena operación. Decir que el Madrid ha prescindido de uno de los jugadores de más talento que hay en el mundo y de uno de los mejores en su puesto es tan obvio que huelga decirlo, pero a pesar de ello creo que eso no va a mermar las capacidades del club que preside Florentino Pérez a la hora de conquistar títulos esta campaña. Luego, como siempre digo, pasará lo que tenga que pasar.

Si hay algo que nos define a los aficionados al fútbol es la palabra "extremistas". Somos tan maniqueos que, de tan al borde que nos situamos, nos caemos muchas veces al vacío. La virtud está, como en todo, en el término medio y si bien muchos madridistas se pueden sentir decepcionados (yo lo estoy) por la marcha del "Besugo" hay que ver las cosas con algo de perspectiva y desde diversos ángulos. Las coletilla "el mejor del mundo" o "el mejor de la historia" se emplean con una frecuencia inusitada en el mundo futbolero como apellido a cualquier futbolista o acción que se nos pase por la mente, sin pararnos a distinguir más allá de posiciones o cualidades, de tiempos históricos o de otro tipo de factores que influyen en el balompié. Yo creo que es en el único deporte en el que pasa esto. Si cualquiera pregunta a un seguidor de la NBA cuál es el mejor jugador de la historia, apenas hay discusión, un tal Michael Jordan. Más allá de que a cada aficionado le guste más una virtud u otra de cualquier otro baloncestista. La precisión y parsimonia de Larry Bird, la visión de juego de Stockton, la contundencia de O'Neal o la insultante superioridad física de LeBron James. En el fútbol eso no pasa, el aquí y ahora es lo mejor, sin, en muchas ocasiones, haber visto nada de lo pasado, o algunos que lo han visto, que dicen que "tiempos pasados fueron mejores". Las circunstancias del juego cambian y tanto el juego como los jugadores se adaptan a tales circunstancias. Todo este preámbulo viene a que muchos que se han sentido indignados por la marcha de Özil aluden a él como "el más" y "el mejor". Una cosa es cierta, es un fantástico futbolista, pero no es perfecto, como nadie lo es. Es un jugador con tendencia a desaparecer. Casi más que a aparecer. Bien es cierto que cuando entra en escena su calidad sobresale por encima de la de muchos de sus acompañantes, pero lo hace con cuentagotas. Es lo que muchos critican de Benzema, un "sin sangre". Yo soy un convencido defensor del delantero francés, y también, de vez en cuando, me exaspero con su "indolencia", pero eso no quita su calidad. Igual que en el caso de Mesut, una cosa no quita la otra. Pero no es lógico que lo que se critica a uno se perdone a otro por el simple hecho de que ya no está. Porque si se dice que Kaká se ha "cagado" en partidos importantes, hay que decir lo mismo del alemán. Isco, en apenas tres partidos de Liga y 5 amistosos le ha quitado el sitio a dentelladas y en vez de intentar recuperarlo, se ha rendido. No lo critico, cada uno es como es, pero contrasta con el caso de Di María. El argentino, como el alemán, sabía que la llegada de Bale le cerraba las puertas a uno de ellos, sino a los dos. Sin embargo 'El Fideo' se ha partido el alma para demostrar que él quiere jugar en el Real Madrid y se ha desgastado al máximo en las oportunidades que le ha dado Ancelotti para demostrarle que tiene sitio. Y realmente lo tiene. Porque muchos observan que ellos se hubieran desprendido del '22' antes que del '10', pero sin caer en cuenta en el detalle de las variantes tácticas y físicas que ofrece el argentino. Di María, aparte de ser un corredor incansable, buen ayudante en tareas defensivas y un buen asistente, aunque ahí pierde la pelea con Özil, ofrece algo más. Es un jugador, que saliendo de refresco, te puede romper un partido. Por su velocidad y su desborde. Eso, claramente, Özil no lo tiene. Tiene otras virtudes, encuentra el pase imposible, mantiene el balón como nadie y se asocia muy bien con los de arriba. Pero no rompe partidos, en el sentido de revolucionarlos para la causa. En mi opinión, la salida del '10' es una buena operación, tanto para el Club, como para el futbolista.

Para el Club es buena porque obtiene unos pingües beneficios por un jugador al que fichó a un precio irrisorio, y eso, en el Madrid, un Club que tiende a malvender, es un potosí. Además con su salida, el equipo blanco cuadra un poco mejor sus cuentas, hasta tal punto, que se puede decir que este año ni siquiera ha agotado su presupuesto de fichajes. En la eterna comparación, el Madrid y el Barça se han gastado prácticamente lo mismo en fichajes, algo menos los catalanes, pero muy poco, con la diferencia de que unos se han quedado tiesos y a los otros les ha faltado tiempo para poder, si lo hubieran querido, incorporar a más jugadores. Eso gastando prácticamente lo mismo. Además el equipo queda con una plantilla compensada, aunque algunos no lo vean. Muchos aducen que, con la marcha de Özil se produce un desequilibrio entre la zona de destrucción y la de creación del centro del campo. Para la primera estarían Illarramendi, X. Alonso, Khedira y Casemiro. Para la de creación Modric e Isco. Teóricamente 4 para 2 puestos y 2 para 1, si es que Ancelotti opta por el doble mediocentro y, si en su caso optara por un 4-3-3 similar al del Barça contaría con 4 para 1 puesto y 2 para 2. No sé si lo he explicado bien. Técnicamente eso es así, pero con salvedades. Porque para la zona de creación pueden contribuir tanto Bale como Benzema. El galés ya jugó gran parte de la temporada pasada en esa posición y no debió hacerlo mal porque fue elegido Mejor Jugador de la Premier, en la que, como todos sabemos, hay tuercebotas como Silva, Mata, Cazorla, Yayá Touré, Van Persie, Rooney, Fellaini, Hazard, Oscar, Lampard, Gerrard..... Además de él, "El Gato" Benzema. Normalmente es alineado en la punta del ataque, aunque como todo el mundo sabe no es un '9' al uso que guste de sentarse en el área a esperar que le lleguen. Al galo le gusta bajar a recibir y dejar espacios a sus espaldas para que los puedan aprovechar otros jugadores y unirse a las labores de creación del juego, estar en contacto con el balón y eventualmente, y si cuadra, rematar a portería. Isco y/o Modric acompañados por cualquiera de estos dos o los dos, que será lo más probable, se pueden repartir perfectamente la zona de creación sin que se note la ausencia del alemán. Ya he leído agoreros que dicen que el Madrid va a echar de menos a Özil. Tranquilos, que esto es muy largo y apenas hemos empezado. De todas formas, como me conozco a los míos, si resultara que el Madrid hiciera un mal año, sacarán a relucir el tema, como si lo viera. Otro comentario muy utilizado en las últimas horas es que habiendo ofrecido el ManU 40 millones por Khedira, cómo no se han deshecho de él y sí de Özil. Ese es otro gran defecto de los futboleros. Mezclamos muchas veces churras con merinas. Qué tendrá que ver la posición de uno con la del otro. Que jueguen en el centro del campo ambos, no les convierte en el mismo tipo de jugador. El ex del Stuttgart tiene unas virtudes y el ahora 'gunner' tiene otras, tan distintas entre sí como puedan serlo un chorizo y un arado. Que no se confunda nadie, se necesitan jugadores de los dos tipos, pero Ancelotti cree que tiene suficientes chorizos para dar de comer a los de arriba pero no tiene suficientes arados para entorpecer en la línea del medio campo. Hay multitud de escenarios en los que Khedira es un jugador más que válido, y si es titular en la Mannschaft no es por casualidad. 

También es buena operación para el futbolista. Para empezar, cobra más. No es que sea seguramente lo más importante, (o sí) pero si no su padre no hubiera estando todo el puto verano dando la barrila con lo del aumento de ficha y tal. A mayores, en el Arsenal Özil se garantiza (casi) un puesto de titular sin apenas competencia. Y eso en año de Mundial es un punto a favor. En el Madrid sabía que iba a chupar más banquillo que nunca y aunque es un fijo en la Selección, no podía arriesgarse a quedarse fuera haciendo un año no en blanco, porque el Madrid tiene partidos para regalar, podría jugar hasta yo si me convocaran para rotar a los titulares, pero sí sabía que no iba a ser una pieza clave. Él mismo ha dicho que no contaba con la confianza de Ancelotti y no soy nadie para ponerlo en duda, pero lo que es cierto es que Isco se ha ganado la confianza a base de partidazos. A pesar de que estoy seguro de que no se quería marchar del Real Madrid, sopesando pros y contras al final se convenció de que era su mejor opción. Seguramente no fuera lo que quería, pero eso da una muestra de lo bien que se ha reforzado el Madrid este año: uno de sus jugadores con más calidad, si no el que más, ha tenido que hacer las maletas, porque apenas tiene sitio en el once ideal de su entrenador. La conclusión viene a ser que, aunque me encante el jugador y no quisiera que se marchara creo que él y el Club han tomado la mejor decisión para ambos y eso, no tiene por qué gustar a todo el mundo. Entiendo ambas posturas, el cabreo de la gente, yo fui el primero en cabrearme, y la postura de los actores principales de la obra y como de nada vale lamentarse, lo mejor es aceptarlo, que tampoco se ha muerto nadie. Eso da una razón a los futboleros empedernidos para ver un poco más al Arsenal, que a priori, siempre es un equipo atractivo, aunque mis filias inglesas tiren más hacia Liverpool, pero no precisamente al equipo que viste de rojo. Ahora tengo una buena razón para desviar la mirada un poco hacia la City. Gracias Mesut, te deseo lo mejor, hasta otra. Un saludo.

Pasadlo bien y disfrutad del juego.

2 comentarios:

jairo F.Quindós dijo...

creo que es una baja muy importante para el Madrid se va a notar su baja

Aissa Mandi dijo...

Creo que Özil es un muy buen jugador de fútbol. Debido a su destacada actuación en el Mundial de 2010, el Real Madrid fichó a Özil. En el último día de la ventana de transferencias de verano de 2013, se traspasó al club Arsenal de la Premier League por 42,5 millones de libras y se convirtió en el futbolista alemán más caro de la historia.